La actual casa de propiedad del profesor Julio Bardales era, hace ya muchísimos años, una casa de vecindad en la que vivían tres o cuatro familias, entre otras la del cura Dociteo.
Los vivientes de esta casa sentían por las noches ruidos, lamentos, golpes y veían bultos, fantasmas y otras apariciones sobrenaturales, todo lo cual los tenía enormemente alarmados, no pudiendo salir de sus habitaciones pasadas las once de la noche, por el peligro de encontrar a los fantasmas o bultos.
El cura Dociteo supuso fundadamente que en algún lugar de la casa debía haber un entierro, y que el alma de la persona que había hecho el tapado recorría en penitencia su antigua morada haciendo ruidos y penando, con el objeto de que alguien descubriera el entierro y así pudiera descansar eternamente en la otra vida.
Siguiendo estas suposiciones, una noche contrató los servicios de dos peones con los que hizo una excavación en el cuarto que ocupaba. Después de cavar más o menos un metro, se encontró un ataúd que contenía monedas de oro, joyas, y bajo el ataúd, ornamentos religiosos guardados en un zurrón.
Una vez que fue descubierto el entierro, cesaron los ruidos y nunca más volvieron a aparecer los bultos.
Publicado en el Blogger: El Folklore Mágico de Cajamarca.