Ha pasado una semana desde que un grupo de delincuentes armados acabara con la vida del Superior de la Policía Raúl Romero Roncal y hasta ahora entre los altos mandos de la macro región norte existe un hermetismo con tufo a complicidad.
Raúl Romero era un experto integrante de la Unidad de Servicios Especiales de la Policía Nacional del Perú, con más de 30 años al servicio de su país, que salió de su hogar con destino a Algamarca, Cajabamba y nunca más regresó.
A Raúl, como a varios efectivos policiales, les cambiaron la ruta sin aviso previo y los enviaron a San Juan, a la ex hacienda Huacraruco, sin los implementos adecuados; sépase por implementos: cascos, chalecos, armamento, escudos y demás. Y lo más importante, sin una estrategia previa y sin el mínimo informe de inteligencia. Los enviaron al matadero.
En esta hacienda han venido sucediendo distintos crímenes, motivados, al parecer, por la actual administración y los hijos de los ex socios. Se ha hablado en reiteradas oportunidades de la contratación de sicarios para defender a ambos grupos. Todo esto, no fue tomado en cuenta a la hora de enviar a los brazos de la muerte a decenas de policías entre experimentados y jóvenes.
A consecuencia de la mala decisión de quien estuvo a la cabeza de este “operativo” y de quien ordenó se llevara a cabo, Raúl Romero Roncal falleció y varios efectivos quedaron heridos, entre ellos, Asdrubil Altamirano Fernández.
A Raúl le dispararon en la pierna y le perforaron la arteria femoral. Sus compañeros lograron evacuarlo al centro de salud de San Juan, ahí le brindaron los primeros auxilios y luego lo evacuaron al Hospital Regional, donde su hijo, con la impotencia de ver sufrir a su padre, intentó salvarle la vida, pudiendo hacer poco y limitándose luego a ver como la vida de su progenitor se desaparecía lentamente.
El Superior murió poco más de las cinco de la tarde, prácticamente en brazos de su hijo mayor y con ello evidenció la inoperatividad y negligencia del Jefe policial de Cajamarca, coronel Fredy Ricardo Trujillo y de todos sus altos mandos.
Pudieron ser más víctimas de la negligente decisión del coronel, pero la experiencia de Raúl Romero y de otros efectivos policiales hizo que el contingente se salvara. De esto, sólo Raúl y los que estuvieron ahí, saben. Pero como Raúl ya está muerto y no puede contarlo, lo contarán, en algún momento, sus compañeros.
Lo contarán en algún momento sus compañeros, cuando decidan no acatar las órdenes con evidente amenaza de no abrir la boca y de no declarar ante los medios. Sin embargo, el compañero de ascenso en el 2017 de Ricardo Trujillo, Alejandro Andonaire, Jefe de Inspectoría Regional Cajamarca, dice que se viene haciendo una profunda investigación, pero lo que se puede notar claramente es el hermetismo para no sacar a relucir que Raúl murió por culpa de la incapacidad del Jefe de la región policial Cajamarca y hasta que no sea separado o de un paso al costado, las investigaciones no serán transparentes.